viernes, 11 de noviembre de 2022

Wolfgang Amadeus Mozart (ARTE Y CULTURA)

                                                        ARTE Y CULTURA

 


                            

                Wolfgang Amadeus Mozart

Mozart - Sinfonía Nº 40 - 1º mov

 

Mozart Pequena Serenata Noturna

 

       Biografía de Wolfgang Amadeus Mozart

       

Wolfgang Amadeus Mozart

 

Considerado por muchos como el mayor genio musical de todos los tiempos, Wolfgang Amadeus Mozart compuso una obra original y poderosa que abarcó géneros tan distintos como la ópera bufa, la música sacra y las sinfonías. El compositor austriaco se hizo célebre no únicamente por sus extraordinarias dotes como músico, sino también por su agitada biografía personal, marcada por la rebeldía, las conspiraciones en su contra y su fallecimiento prematuro. Personaje rebelde e impredecible, Mozart prefiguró la sensibilidad romántica y fue, junto con Händel, uno de los primeros compositores que intentaron vivir al margen del mecenazgo de nobles y religiosos, hecho que ponía de relieve el paso a una mentalidad más libre respecto a las normas de la época. Su carácter anárquico y ajeno a las convenciones le granjeó la enemistad de sus competidores y le creó dificultades con sus patrones.

Wolfgang Amadeus Mozart nació el 27 de enero de 1756, fruto del matrimonio entre Leopold Mozart y Anna Maria Pertl. El padre, compositor y violinista, publicaría ese mismo año un útil manual de iniciación al arte del violín; la madre procedía de una familia acomodada de funcionarios públicos. Mozart era el séptimo hijo de este matrimonio, pero de sus seis hermanos sólo había sobrevivido una niña, Maria Anna. Wolferl y Nannerl, como se llamó a los dos hermanos familiarmente, crecieron en un ambiente en el que la música reinaba desde el alba hasta el ocaso, ya que el padre era un excelente violinista que ocupaba en la corte del príncipe-arzobispo Segismundo de Salzburgo el puesto de compositor y vicemaestro de capilla.

Por aquel entonces Salzburgo empezaba a recuperarse de los desastres humanos y económicos de las guerras civiles del siglo XVII, pero aun así la vida cultural y económica giraba casi exclusivamente en torno a la figura feudal del arzobispo, al tiempo que empezaban a circular ideas ilustradas entre una naciente burguesía urbana, todavía ajena a los centros sociales de prestigio y poder. Una atmósfera que cabe recordar para, en su momento, hacerse cargo de la mentalidad de Mozart padre, así como de la rebeldía juvenil del hijo.

Leopold, en efecto, educó a sus hijos desde una tempranísima edad como a músicos capaces de contribuir al sustento de la familia y de convertirse lo antes posible en servidores a sueldo del príncipe de Salzburgo. Una aspiración lógica y común en su tiempo. Nannerl, cinco años mayor que Wolfgang, ya daba clases de piano a los diez años de edad, y uno de sus alumnos fue su propio hermano. El interés y las atenciones de Leopold se concentraron al principio en la formación de la dotadísima Nannerl, sin percatarse de la temprana atracción que el pequeño Wolferl sentía por la música: a los tres años se ejercitaba con el teclado del clavecín, asistía sin moverse y con los ojos como platos a las clases de su hermana y se escondía debajo del instrumento para escuchar a su padre componer nuevas piezas.

El más precoz de los genios

Pocos meses después, Leopold se vio obligado a dar lecciones a los dos y quedó estupefacto al contemplar a su hijo de cuatro años leer las notas sin dificultad y tocar minués con más facilidad con que se tomaba la sopa. Pronto fue evidente que la música era la segunda naturaleza del precoz Wolfgang, capaz a tan tierna edad de memorizar cualquier pasaje escuchado al azar, de repetir al teclado las melodías que le habían gustado en la iglesia y de apreciar con tanto tino como inocencia las armonías de una partitura.


El Tratado para una escuela violinística básica,
de Leopold Mozart

Un año más tarde, Leopold descubrió conmovido en el cuaderno de notas de su hija las primeras composiciones de Wolfgang, escritas con caligrafía infantil y llenas de borrones de tinta, pero correctamente desarrolladas. Con lágrimas en los ojos, el padre abrazó a su pequeño "milagro" y determinó dedicarse en cuerpo y alma a su educación. Bromista, sensible y vivaracho, el pequeño Mozart estaba animado por un espíritu burlón que sólo ante la música se transformaba; al interpretar las notas de sus piezas preferidas, su sonrosado rostro adoptaba una impresionante expresión de severidad, un gesto de firmeza casi adulto capaz de tornarse en fiereza si se producía el menor ruido en los alrededores. Ensimismado, parecía escuchar entonces una maravillosa melodía interior que sus finos dedos intentaban arrancar del teclado.

El orgullo paterno no pudo contenerse y Leopold decidió presentar a sus dos geniecillos en el mundo de los soberanos y los nobles, con objeto tanto de deleitarse con las previsibles alabanzas como de encontrar generosos mecenas y protectores dispuestos a asegurar la carrera de los futuros músicos. Renunciando a toda ambición personal, se dedicó exclusivamente a la misión de conducir a los hermanos prodigiosos hasta la plena madurez musical. Aunque el niño era a todas luces un genio, cabe observar que su talento fue educado, espoleado y pulido por la diligencia del padre, al que sólo cabe achacar haber expuesto a un niño de salud quebradiza a los constantes rigores de unos viajes ciertamente incómodos. La iconografía de Mozart niño no nos ofrece un retrato fiel de su aspecto, pero los testimonios coinciden en una palidez extrema, casi enfermiza.

La primera gira concluyó en 1766. De 1767 a 1769 dieron conciertos por Austria, y desde esta fecha hasta 1771 por Italia, donde recibió la protección de Martini, que gestionó su ingreso en la Accademia Filarmonica. Leopold reconoció que pedía demasiado a su hijo y en varias ocasiones volvieron a Salzburgo para poner fin a la vida nómada. Pero la ciudad poco podía ofrecer a Wolfgang, aunque recibiría a los trece años el título honorífico de Konzertmeister de la corte salzburguesa; Leopold quiso que Wolferl continuase perfeccionando su educación musical allí donde fuese preciso, y continuó su peregrinar de país en país y de corte en corte. Wolfgang conoció durante sus giras a muchos célebres músicos y maestros que le enseñaron diferentes aspectos de su arte y las nuevas técnicas extranjeras.


Mozart en Verona (óleo de Saverio dalla Rosa, 1770)

Entretanto, el padre se sentía cada vez más impaciente. ¿Por qué no había conseguido todavía la gloria máxima su hijo, que ya sabía más de música que cualquier maestro y cuya genialidad era tan visible y evidente? Ni sus conciertos para piano ni sus sonatas para clave y violín, y tampoco los estrenos de sus óperas cómicas La tonta fingida y Bastián y Bastiana habían logrado situarle entre los más grandes compositores. Sólo en 1770 Leopold considerará que al fin su hijo goza de un éxito merecido: el Papa Clemente XIV le otorga la Orden de la Espuela de Oro con el título de caballero, la Academia de Bolonia le distingue con el título de compositore y los milaneses acompañan su primera ópera seria, Mitrídates, rey del Ponto, con frenéticos aplausos y con gritos de "¡Viva il maestrino!"


Mozart (al clavicordio) con el violinista
Linley en Florencia, 1770

El ocaso

Viena empezó a cerrarle inexplicablemente sus puertas e inició así un período gris y doloroso que duraría hasta su muerte. Los biógrafos hablan de su excesivo tren de vida, de las costosas enfermedades de Constance y de las maquinaciones de los músicos vieneses, envidiosos no de su fortuna pero sí de su genio. En la casa de los Mozart se instaló de pronto la mala suerte. El dinero faltaba, los encargos escasearon y el desprecio de los vieneses se redobló. Mozart se enfrentó a la amenaza de la miseria sin saber cómo detenerla.

El matrimonio cambió de casa diversas veces buscando siempre un alojamiento más barato. Sus amigos les prestaron al principio con gesto generoso sumas suficientes para pagar al carnicero y al médico, pero al darse cuenta de que el desafortunado músico no iba a poder devolverles lo prestado, desaparecieron uno tras otro. Si la pareja seguía bailando en salas de dimensiones cada vez más reducidas durante los largos e inclementes inviernos de Viena no era por su alegría festiva, sino para que la sangre circulase por sus heladas piernas. La salud de Constance empeoraba y Mozart tuvo que enviarla, pese a sus deudas, a un sanatorio. Era la primera vez que los esposos se separaban, y el compositor sufrió enormemente; nunca dejó de escribirle cada día apasionadas cartas, como si su amor continuara tan vivo como el día de la boda.

Para sobrevivir, el genio se vio obligado al recurso de las clases particulares, que no siempre encontró. La ausencia de Constance, la humillación de sentirse injustamente relegado, las penurias económicas, la experiencia del dolor, en suma, no agriaron su carácter; es más, se acrecentó y afinó su inspiración musical en una fecunda serie de obras maestras en el ámbito de la sinfonía, del concierto, de la música de cámara y de la ópera. Las composiciones de esta época nos hablan de un Mozart tierno, ligero y casi risueño, aunque con algunos toques de melancolía. La Pequeña música nocturna y su célebre Sinfonía Júpiter son buena muestra de ello.


Fotograma de Amadeus (1984), de Milos Forman

Un Réquiem para su propia muerte

Mozart acertó en su intuición de que moriría antes de terminar su Réquiem. Como en las otras obras de este último período, su estilo es más contrapuntístico y su escritura melódica más depurada y sencilla, pero ahora con protagonismo de unos muy sombríos clarinetes tenores y fagotes. A la muerte de Mozart, Joseph Eyble recibió la partitura para su terminación, que no llevó a cabo, recayendo esta tarea en Süssmayer. Éste pretendió haber orquestado completamente los movimientos del Réquiem, desde el «Dies irae» hasta el «Hostias», pretensión sobre la que no existen pruebas fehacientes.

La mañana del 4 de diciembre de 1791, Mozart todavía trabajó en el Réquiem, preparando el ensayo que sus amigos músicos habrían de realizar por la tarde en su alcoba. Hacía ya una semana que los médicos le habían desahuciado. Aquella tarde, durante el ensayo del «Lacrimosa», Mozart lloró y le dijo a su cuñada Sophie, llegada para ayudar a Constance: «Ah, querida Sophie, qué contento estoy de que hayas venido. Tienes que quedarte esta noche y presenciar mi muerte». A la noche, con gran serenidad, dio sus últimas instrucciones para después de su fallecimiento y entró en coma. Murió a las pocas horas, en la madrugada del 5 de diciembre.

Su amigo el conde Deym le hizo una mascarilla fúnebre, lamentablemente perdida, pues habría podido clarificar el enigma de su aspecto físico, tan contradictorio en sus varios retratos. A continuación tuvo lugar un funeral en una nave lateral de la catedral de Salzburgo, al que asistieron, pese a la fortísima tormenta de nieve y granizo desencadenada, un nutrido número de músicos, francmasones y miembros de la nobleza local. El dato es significativo, porque desmiente la leyenda sobre la indiferencia que rodeó su muerte y entierro. Es cierto, sin embargo, que nadie acompañó el cadáver al cementerio de San Marx, donde fue enterrado sin ataúd. Pero éstas eran las normas dictadas por el emperador José II en su curioso afán de «modernizar» la salubridad pública, normas que, incluso después de ser abolidas, fueron respetadas por numerosos librepensadores y francmasones.

 

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domingo, 12 de julio de 2020

COMPETENCIA:  Crea proyectos desde los lenguajes artísticos

PROPÓSITO: Elaborar un cartel que contenga mensajes potentes que generen reflexión sobre los prejuicios y estereotipos raciales, para  difundirlos en tu familia o tu comunidad.

SEMANA 14
SIN PREJUICIOS NI ESTEREOTIPOS
Actividad: Un cartel contra los prejuicios y estereotipos raciales
Tiempo recomendado: 2 horas
A través de las artes, podemos expresar mensajes poderosos que, gracias a que generan emociones profundas, sensibilizan a quienes los perciben. Además, nos permiten reflexionar sobre temas tan arraigados como el racismo en nuestro país, a partir de lo cual podemos contribuir en la construcción de una sociedad más justa e igualitaria y acabar con los prejuicios y estereotipos raciales.
ACTIVIDAD
UN CARTEL CONTRA LOS PREJUICIOS Y ESTEREOTIPOS RACIALES
¿Cómo sería un Perú sin racismo?
¿Qué imágenes o mensajes conoces que te hayan hecho pensar en el racismo?
Un cartel es un soporte gráfico que combina textos e imágenes, con el fin de expresar mensajes que capturen la atención de las personas que los observan. El material y tamaño del soporte varía de acuerdo con lo que se quiera comunicar.
El cartel que elaborarás debe buscar comunicar mensajes que generen reflexión sobre los prejuicios y estereotipos raciales en nuestra sociedad.
Una campaña local importante contra el racismo utilizó carteles en los que participaron algunos jugadores de la selección de fútbol del Perú, como Édison Flores, Renato Tapia y Aldo Corzo. Estos carteles se difundieron a través de las redes sociales como parte de la campaña “Alerta contra el racismo”, impulsada por el Ministerio de Cultura. La imagen a continuación forma parte de esta campaña realizada en el año 2017.
Debido a que en el cartel predominan los tonos grises, se visualiza con facilidad el color amarillo del sello de la campaña “Alerta contra el racismo”. Sobre el fondo negro, destaca la mitad del rostro en gris del jugador Édison Flores, que es completado por la frase “Soy afroperuano, indígena, mestizo. ¡Peruano como tú!”. Al lado inferior derecho, se ubica su firma y nombre.
Otras frases que formaron parte de esta campaña y que fueron posteadas en las redes sociales son las siguientes:
En el fútbol y en la vida, saquémosle #RojaAlRacismo.
¡Pongámonos la camiseta contra el racismo todos los días!
Pongámosle todo el corazón y saquémosle #RojaAlRacismo 

Las frases de este ejemplo están asociadas al fútbol. Ahora, es momento de que busques tus propios referentes y crees un cartel cuyo objetivo sea generar reflexión sobre los prejuicios y estereotipos raciales.
Puedes iniciar elaborando una lista de frases e ideas. Luego, selecciona cinco    que contengan los mensajes más potentes y compártelas con tu familia, amigas     o amigos, a fin de que te brinden sugerencias para mejorarlas y así expresen con mayor exactitud tus intenciones. Finalmente, elige la mejor opción 

ELABORA TU CARTEL

Los materiales que puedes utilizar como soporte son hojas de papel de reúso o cartulina, lápices de color, plumones o témperas. También, es buena idea usar papeles de color, recortes de revistas o periódicos, e incluso combinarlos.
Toma en cuenta los siguientes consejos que te ayudarán a elaborar tu cartel:
Considera que “Menos es más”: no hay necesidad de saturar tu cartel con muchos elementos.
Determina el tamaño del texto en función de la distancia en que las personas verán tu cartel.
Utiliza la tipografía adecuada. Por ejemplo, si deseas que tu cartel se muestre elegante, utiliza letras altas y desplegadas; si quieres que se vea divertido, utiliza tipografía con bordes redondeados o gruesos. Para mostrar autoridad y firmeza, utiliza letras mayúsculas.
Para planificar la elaboración de tu cartel, considera las siguientes preguntas:
(Estas preguntas son de autorreflexión, es decir debes preguntarte y responderte  tu mism@, no lo escribas)
¿Qué quieres transmitir en tu cartel? ¿Cuál será el soporte que utilizarás?
¿De qué tamaño será tu cartel? ¿Hacia quiénes estará dirigido?
¿Incluirás alguna imagen o prefieres trabajar solo con textos?
¿Qué materiales utilizarás para darle color?, ¿qué contraste de colores aplicarás? ¿En qué lugar colocarás tu cartel?
Para elaborar tu cartel, con base en tu exploración y planificación, desarrolla un boceto según cómo te gustaría que quede tu cartel. Piensa qué quieres generar en el público. Al terminarlo, muéstraselo a un familiar y pídele sugerencias para mejorarlo.
 A partir de las sugerencias, inicia la elaboración de tu cartel. Cuando hayas terminado, registra el proceso de creación en tu cuaderno, toma fotos o graba un video, a fin de que, posteriormente, puedas revisar cómo empezaste y cómo culminaste tu proyecto.
Coloca tu cartel en un lugar visible para toda tu familia y a partir de su observación, reflexionen sobre lo que les ha generado y la forma como se puede generar conciencia de los prejuicios y estereotipos raciales en nuestra sociedad.

(Estas preguntas son de autorreflexión, es decir debes preguntarte y responderte  tu mism@, no lo escribas)

¿Qué dificultades he tenido?, ¿qué hice para superarlas?
¿Qué he descubierto al socializar mi cartel con mi familia o las personas de mi comunidad?

INDICACIÓN SOBRE ACTIVIDAD PRINCIPAL:
1.- En esta ocasión debes ELABORAR UN CARTEL QUE CONTENGA MENSAJES QUE GENEREN REFLEXIÓN SOBRE LOS PREJUICIOS Y ESTEREOTIPOS RACIALES. En cuanto las dimensiones será libre, puede ser desde el tamaño de un papel bond como mínimo, hasta el de una cartulina como máximo. Tómale una  fotografía y compártelo en el grupo de WhatsApp de Arte y Cultura, luego guárdalo o coloca tu cartel en un lugar visible para toda tu familia,  si gustas puedes compartir en tus redes sociales.